27 de noviembre de 2010

An impulse so impulsive that burns

Todas las noches reconoces el fracaso y lloras hasta dormir.

(A veces pienso que llorar limpia el alma, en el sentido de 'desahogo todo lo que vengo guardando hace como 3 meses en una tarde o dos', obviamente con mis 20 kilos de chocolate y helado y muchas películas. Pero yo soy un caso especial, siempre tengo motivos para llorar más que para reír. Lo bueno de tener pocos motivos para reír, es que los aprovecho todo lo que puedo, y eso los hace más lindos y más importantes que todos los motivos para llorar.)

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